viernes, 22 de noviembre de 2013

Nervios, nervios y más nervios.


Una enfermera siempre recuerda su primer día en el hospital.

Allí estábamos, sabíamos que ese día iba a llegar, pero parecía que había sido ayer cuando entrábamos en aquella clase, sin saber qué nos depararía el futuro. Eran nuestras primeras prácticas en el hospital, el primer día y para mí eso era clave. Era un día importante, el principio de 5 semanas en las que sabría con certeza si esto era lo mío o no. Mil pensamientos por segundo pasaban por mi cabeza, había momentos en los que quería empezar ya, otros solo deseaba estar en mi casa tranquila. Pero no era momento de echarse para atrás.

Y ahí estaba yo, vestida con un pijama blanco de enfermera y sin nada en los bolsillos (de momento). Para encontrar mi planta y mi control me vi mal, todos los pasillos me parecían iguales (y lo son) y todavía no estaba segura de si mi planta era la que yo pensaba que era.

Tuve suerte, llegué sana, salva y a tiempo jajaja. Me planté allí medio temblando de los nervios, no paraba de pensar "pero si no sé hacer NADA!!", mientras veía todo el papeleo que había, los carritos, el oficio limpio... por un momento me sentí más perdida que un pulpo en un garaje.

De la nada, apareció una enfermera y empezó a sacar un montón de cosas de sus bolsillos, me las dio y me dijo "Ala, aquí tienes mi herencia, todo lo que tiene que llevar una enfermera en los bolsillos". Eran un montón de cosas y yo solo sabía la utilidad del esparadrapo. Lo sé, es muy triste reconocerlo, pero eh, ahora soy la "fucker" de los esparadrapos jajajaja. Bah, la verdad es que aquella mujer tenía razón, una enfermera debe tener cierto material básico a mano, porque nunca se sabe.

Y ya con los bolsillos llenos, me pusieron a purgar sueros. Prefiero no comentar lo que fue para mí eso, no hacía más que desenredarse el puñetero pitufo (ese día también aprendí lo que era un "pitufo"). Pero he de decir que se le coge rápido el truco y ahora lo hacemos de una forma mucho más rápida y mecánica.

Mi tarde no había hecho más que empezar. Mi enfermera me llamó y fui detrás de ella. Me explicó lo básico: cómo se leían los cartones, dónde estaban las cosas... Me sorprendió ver que recordaba muchas de las cosas que daban en Fundamentos de Enfermería, en 1º de carrera (increíble, lo sé, sirve para algo más de lo que creíamos).

Prefiero no imaginar lo que pensarían los pacientes y los familiares al ver entrar a una chica a la que le temblaban las manos hasta para poner un termómetro. Entraba con un tímido "buenas tardes" y poco más (eso pronto cambiaría, tienen una cháchara que te lían y acabáis contándoos vuestras vidas).

Pero poco a poco, me fui soltando, fui siendo más yo misma y me sorprendí gratamente al darme cuenta de que me gustaba esto, de que se me pasaba rápido el tiempo, que no importaba lo que no supiera, sino lo que estuviera dispuesta a aprender. Y en mi favor he de decir que estaba (y estoy) dispuesta a aprender todo lo posible cada día.

Supongo que me relajé después de que un señor mayor se me "declarara". Sí, fue un día completito. Pero es una gran anécdota, aun me río al recordar su "que juapiña me eres, vente conmijo, teño moitos cuartos".

Hay todo tipo de pacientes, al fin y al cabo son personas y hay de todo en este mundo. Pero en general, son todos adorables. Ni uno me ha dirigido una mala palabra ni me ha despreciado por ser nueva en esto. Más bien todo lo contrario. "Así me gusta, neniña, que aprendas", "Faimo ti, que o fas ben", "Non me doeu nadiña"... Son solo palabras, pero para mí significan muchísimo.

En varias ocasiones puedo decir sin mentir que me llegaron al corazón y me pusieron la piel de gallina. Son tan agradecidos... Con solo entrar y decir "Buenas tardes, ¿cómo está usted? ¿ha comido bien?", ya te dedican una sonrisa, te dan las gracias por todo y eso, amigos míos, eso hace que sientas que puedes hacer cualquier cosa en esta vida. Parece increíble que personas que están enfermas, que sufren, sean las que te transmitan tanta fuerza, tanto optimismo, tanta alegría.

Anteriormente hemos definido en este blog la Enfermería como una locura y una aventura. Y sí, ha sido una maravillosa semana  de locura y aventura. Más adelante os contaremos más, sobre todo anécdotas, que no son pocas!


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