lunes, 2 de diciembre de 2013

La importancia de un nombre

Queridos amigos, hoy quiero contaros una cosa.
Un consejo, más bien. Sé que os lo dirán en la facultad, o en dondequiera que estudiéis y/o trabajéis. Y sé que muchos ya lo haréis; pero quiero recordaros la importancia que tiene un nombre.
Muchos pacientes se encuentran afligidos por su estancia en el hospital, muchos están nerviosos por lo que les viene encima, y otros, simplemente están doloridos. Y lo último que quieren esas personas es que entre alguien por la puerta y se ponga a preguntar cosas y a enchufar medicación. No es agradable. En cambio, amigos, si nuestra primera frase al entrar en la habitación es un "hola, fulanito" todo cambia. Para ellos es muy importante que tú sepas su nombre, que te dirijas a ellos por lo que son, y no por el número de su habitación. Es tan importante que puede influir en su estado y en su recuperación. Y parece una tontería sin importancia, pero la tiene. Sino, imaginaos en su lugar. Pensad que estáis en un lugar desagradable, en el que no has elegido estar, y con dolor. Imaginad que entra una enfermera en la habitación y no sabe ni quién eres. Ya por amabilidad o por fiabilidad, pero lo primero que piensas (o por lo menos yo) es: "co**, ¿seguro que será para mí esta medicación si no sabe ni quién soy?". Esa incertidumbre les sube la tensión, el pulso, se vuelven inquietos... signos que pueden ser confundidos con otra cosa. Y ya no hablemos si son niños...
El hecho de nombrarlos les supone una confianza que no se puede ganar de ninguna otra forma, y se crea el vínculo paciente-enfermera que tan necesario es para la recuperación ideal de la persona. Amén de la sonrisa que te ponen cuando saben que le conoces y que estás ahí para ayudarle a él como individuo único.
Así que, aunque no conozcáis de nada al paciente, paraos a leer antes su gráfica, mirad cómo se llama y no olvidéis de que es una persona, no un número.

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