Hoy me gustaría
que reflexionaseis y pensaseis conmigo en cómo
las enfermeras deben realizar su trabajo para ser competentes en él. Para
ello os voy a poner dos ejemplos de dos enfermeras que tienen diferentes formas
de actuar.
Rosa es una enfermera que cuando única su turno
prepara la medicación de sus pacientes. Una vez los tiene todo listo, la
reparte.
Va habitación por
habitación y paciente por paciente. Primero, saluda a cada uno por su nombre de
pila. Eso le ayuda a recordarlos, a reconocerlos, y memorizarlos. Ellos se
sientes importantes, más seguros, mejor atendidos.
- -
¡Aquí tiene sus pastillas Miguel!- dice Rosa. Y
le cuento lo que le da, como se llama para qué está indicado y cómo debe tomarlo.
La pastilla beige pequeña, la que pone omeprazol, es el protector gástrico. Recuerde
que debe tomarla en ayunas 30 minutos antes del desayuno. La gruesa y blanca es
ibuprofeno, el antiinflamatorio. Es mejor que la tome después cuando tenga algo
en el estomago….
Todas estas
indicaciones a Rosa le parece que le permiten cumplir varios objetivos:
- Prevenir errores: si ha habido cambios en el tratamiento y por alguna incidencia o se han transmitido correctamente. Rosa tendrá ocasión de subsanarlo a tiempo. Si al paciente le resulta nueva, se lo comentará o le pondrá pegas.
- Afianzar sus conocimientos en farmacología: en aquellos tratamientos más habituales, indicaciones y particularidades.
- Y lo más importante: el día del alta, cuando el paciente regrese a casa, lo hará con un conocimiento y un entrenamiento en el manejo de su propio tratamiento. según Rosa, será un paciente más autónomo.
La segunda enfermera, Rosalía, acude a su jornada de
trabajo como siempre. Realiza con impecable eficiencia cada una de sus tareas. Prepara
los tratamientos de todos sus pacientes. Los comprueba y administra con gran precisión
y seguridad. Pero no se entretiene en educar al paciente ni resolver sus dudas.
Les remite al médico, que es quien le ha prescrito el tratamiento. Así lo hace
ella y la mayoría de las enfermeras.
El día que al
paciente le dan el alta, recibe de su medio un informe con el listado de fármacos
que debe seguir tomando. A nuestro paciente le suena a chumo, que, o bien
pregunta al médico de cabecera en cuanto vaya a por recetas o cruza los dedos
esperando que se lo explique su farmacéutico. Eso si no se calla, baja la
cabeza y se toma lo que le dicen sin preguntar ni replicar.
Y AHORA
¿QUÉ OPINAS?
¿Cuál es la situación que más se produce? En cambio ¿Cuál es la que se debería
dar? ¿Es nuestra labor educar al paciente en el manejo del tratamiento? ¿O como
yo no prescribo no tengo por qué informar ni educar sobre ello?
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