domingo, 1 de diciembre de 2013

Johnny cogió su fusil. Parte 2.

Hola hola! lo prometido es deuda y aquí tenéis la esperadísima segunda parte. (Aplausos, por favor). Para refrescar un poco la memoria (y para plantar aquí algún vídeo, que me apetece) os dejo una de las escenas más importantes, en mi opinión, de la película., que es cuando el pobre Joe consigue comunicarse a través de Código Morse. 



Os expongo esta película porque, aunque es muy fuerte, pienso que a veces, una dosis de realidad enseña más que cualquier libro. Tened en cuenta que estamos hablando de una película en que una persona joven, con toda una vida por delante, se ve relegada a la categoría de “Monstruo”. En mi opinión, más monstruosa era la guerra y el despotismo de los médicos.

Es muy dramática. A través de los pensamientos, a veces confusos, de Joe, somos testigos de  su gradual autodescubrimiento, tras la explosión y la operación. El problema principal es la falta de humanidad de los médicos, que piensan que como ha perdido medio cerebro, es incapaz de sentir emociones. Pues no, señores, esa persona sufre. Ah, sí, que sigue siendo una persona, ¡Surprise!

Cuando el pobre hombre encuentra la manera de comunicarse y pedirles a los “jefes” que le dejen morir, que así no se puede vivir, ¿sabéis lo que deciden? Pues podéis imaginároslo, porque yo no os lo voy a decir (I´m bad) jajaja

Risas aparte y dejando debates sobre la eutanasia para otra ocasión, quiero añadir que en esta película se puede palpar la hipocresía de los “altos cargos”, en este caso, de la guerra. Éstos tenían escondido a Joe. ¿Por qué? Primero, porque lo consideraban un monstruo. Pero esa no era la razón que más les pesaba, no. Segundo, querían “experimentar” (a mí que me lo expliquen) con él. ¿En qué momento se pasa de ser una persona a ser una rata de laboratorio? En fin, tercero y no por ello menos importante, los cargos importantes de la guerra no querían que se descubriera el terrible suceso, ya que tenían bien engañados a todos los jóvenes con patrañas sobre la patria y blablabla, es decir, coleccionaban pobres incautos criados bajo una filosofía de “pertenencia” al país, que no tenía idea ni por asomo de lo que supone ir a la guerra.

Pero bueno, ahora sí, os voy a hablar de lo que vengo a hablar (si es que me emociono y no paro): la enfermera.

ELLA. La única que no ve a un “monstruo”. La única que sufre por ver su horroroso destino. Ella cree en ese trozo de carne y siente compasión, sabe que aun hay una persona necesitada de afecto, de comunicación, de dignidad. En ocasiones podemos comprobar cómo intenta ayudarle, ya que, digamos, su humanidad le impulsa a actuar de una manera que su conciencia no acepta del todo. Digamos, de forma más sutil, que intenta cubrir todas las necesidades de Joe, incluidas las de “cariño”. Si queréis saber a qué me refiero, ya sabéis, que aquí una no es ninguna spoiler ¡eh!  jajaja

Solo por ver la actitud de la enfermera, su dedicación y todo lo que transmite, esta película para mí es ya inolvidable. Es recomendable, pero también aviso de que es como una bofetada en la cara, en el sentido de que te marca y ves las cosas de diferente forma. Cómo ya es de suponer dado el argumento, no acaba muy bien. Aquí os dejo la última reflexión de Joe. 



Bueno, amigos, espero que os haya gustado! Mañana más, pero no mejor. (No tengo tan buenas ideas todos los días)

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