De antemano daros la
bienvenida a nuestro pequeño proyecto del que esperamos del que os sea de gran
ayuda.
Mi historia comienza con un deseo desde pequeña de trabajar
para los demás en las ciencias de la salud y poder ayudar desde el punto de
vista de la medicina a toda persona que lo necesitase.
Entonces ya en bachillerato mi primera meta era conseguir
notas elevadas y así conseguir una nota media considerable para la selectividad
para poder alcanzar mi principal objetivo, estudiar medicina. Tras la prueba de
selectividad, la espera fue agonizante dado que a pesar de la gran media que
tenía de bachillerato, los exámenes no me habían salido tan bien como esperaba.
A la hora de hacer mi preinscripción, de acuerdo con mis objetivos, en primer
lugar puse Medicina, en segundo, Enfermería, en el tercero, Veterinaria (ya que
soy una apasionada de los animales) y en último lugar, fisioterapia. Y
entonces, llegó el gran momento, la nota de corte. Cuando me
llegó la nota me desilusioné porque me había quedado a las puertas de mi gran
sueño por un punto de diferencia y aquí
es donde el destino quiso que me cruzase con la carrera de Enfermería.
Al comenzar en esta carrera, cuando empecé la universidad, lo que yo pretendía era
prepararme para el año siguiente para subir la nota de corte en la siguiente
convocatoria de la selectividad y así poder cumplir mi principal objetivo. Al
principio me sentía fuera de lugar y desubicada, dado que me había cambiado de
ciudad y no conocía a nadie. Los primeros días para mí fueron desastrosos, me
sentía sola, no conocía a nadie y sobre todo me sentía mal conmigo misma por
estar donde no quería. Pero con el paso de los días, las cosas fueron cambiando,
en primer lugar comprendí que no podía seguir con mi actitud y dar un giro de
360°, tenía que darle una
oportunidad a esta carrera porque con el tiempo me fui dando cuenta de que la
imagen que tenía de enfermería no tenía nada que ver con la realidad y que la
sociedad en sí estaba totalmente equivocada de lo que supone ser una enfermera
y entonces comprendí que era lo que de verdad quería estudiar.
Y ahora, después de todo lo vivido, no me arrepiento en
absoluto de que se me haya ofrecido la oportunidad de poder estudiar esta
carrera, por una parte, por las fantásticas personas a las que he conocido
aquí, que sin duda son los mejores amigos que he podido tener, pero sobre todo
por mi satisfacción personal, la capacidad de poder atender a alguien y
ayudarle en la medida de lo posible es lo mejor que he sentido en mi vida.
Permanecer tantas horas junto a tu paciente, conocer a la persona, más que al
mismo paciente, ayudándolo, acompañándolo y favoreciendo la recuperación de su
salud y ser parte de ese logro, junto a mis compañeros y equipo de trabajo y ver
una carita alegre, una sonrisa, una mano que te aprieta y un abrazo de un niño
o de un anciano, que vuelve a su casa después de largo días de hospitalización gracias
a tu labor es una inyección de energía para seguir en este camino de ayuda,
entrega y servicio que es la Enfermería.
Lo cierto es que dedicarse a la enfermería es una de las experiencias más gratificantes
que se logran día a día, pues no todas las personas son capaces de atender,
ayudar, curar y acompañar a un paciente. ¿Quién no se sentiría mejor al ver
sonreír a un enfermo, al sentir la mano de un anciano o el abrazo de un niño?
Las enfermeras y los enfermeros son capaces de lograr esto y mucho más.
Elegir a qué quiere uno dedicarse en la vida no es una
decisión fácil, no tienes que saberlo desde siempre y tampoco tienes que
hacerlo en un día o dos. Lo importante es tomar la decisión correcta con los
argumentos correctos. Y por eso os aconsejo que si estáis en mi misma
situación, no dudéis y os animéis a estudiar Enfermería porque es una carrera
preciosa y es la mejor elección que podéis tomar.
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