jueves, 12 de diciembre de 2013

Muerte

La muerte. Un título escaso y efímero, ¿pero acaso la muerte no lo es? Es pasar de un lado a otro en un segundo. No es como la vida, que se tarda 9 meses en gestar. La muerte es un instante. Es un momento que cambia para siempre todo lo que te rodea.
Morir es el final. Es el final de un camino, más largo o más corto. Pero es el final.
Y es duro, sí. Demasiado.
Quiero hablaros de este tema porque es algo que a mí me toca demasiado, y en la carrera parece que se olvidan a enseñarnos a llevar la muerte. Me gustaría que nos enseñaran "a morir", a llevar la muerte y a superarla.
He tenido la mala suerte de coincidir (vamos a llamarle así) con varias muertes en este periodo de prácticas. He tenido la mala suerte de estar ahí en el momento de tránsito. Pero es mala suerte de la buena. Porque me siento orgullosa de mí misma, y de haber acompañado a esas personas hasta el último momento; de haberle dedicado una palabra o incluso un cumplido hasta momentos antes de morir. Porque esto es la enfermería. Es acompañar a las personas desde el principio hasta el fin, incluso cuando muchos no quieren estar.
La muerte es algo doloroso; no para quién la padece, sino para quién la siente. Porque, no nos engañemos, la muerte es una llamada que no llega, es un timbre que no suena, un regalo que no se hace, una comida de domingo a la que no se va... la muerte es el miedo a olvidar al ser querido. Quién fallece no siente la muerte; la intuye. Pero no la siente. En cambio, aquellos seres queridos de su entorno sienten como una parte de sí mismos ha desaparecido.
La muerte de alguien es dolorosa no por la muerte en sí, sino por lo que conlleva. Es muy duro saber que no vas a volver a ver a esa persona nunca más, que no vas a volver a ver su sonrisa, o sus enfados.
Y la muerte es un arrepentimiento, sobretodo. Un arrepentimiento de decir "¿por qué no habré estado más con él antes?" "¿Por qué no lo traté mejor?". Yo no temo a la muerte. Para nada. Cuando llegue, la recibiré con los brazos bien abiertos, pero siempre sabiendo que mi momento ha llegado porque ya he disfrutado de la vida. Porque me he permitido todo cuanto podía permitirme y no me quedará remordimiento de no haber hecho algo. Y queridos lectores, disfrutad de la vida, de los vuestros, y de todos. Pasad el mayor tiempo posible con los que más queráis, y pensad en que si algún día se van, que se vayan siendo queridos.
Y como enfermeros, no nos podemos olvidar de que las personas mueren. Y ello no tiene que significar que nuestra calidad humana sea peor; tenemos que velar por el bien del moribundo y sobretodo de su familia. Porque, al fin y al cabo, cuando de esa persona no quede nada, en el interior de los seres queridos de esa persona seguirá habiendo una herida. 
Os dejo a continuación una serie de frases célebres sobre la muerte, que siempre me han parecido curiosas y llenas de razón:
"Quien le enseña al hombre 
a morir, le enseña a vivir."
Montaigne

"La muerte es dulce; 
pero su antesala, cruel."
Camilo José Cela

"Un bello morir honra toda una vida." 
Francesco Petrarca

"La muerte no llega más 
que una vez, pero se hace 
sentir en todos los momentos 
de la vida."
Juan De La Bruyere

"El hombre muere tantas 
veces como pierde a cada 
uno de los suyos."
Publio Siro

No hay comentarios:

Publicar un comentario