viernes, 22 de noviembre de 2013

AISLAMIENTO



Aislamiento, que palabra más desagradable y a la que, por desgracia,  tantos enfermos se tienen que enfrentar, viéndose obligados a tener en las puertas de sus habitaciones colgado el cartelito de “PACIENTE AISLADO” ya sea aislamiento por contacto, aislamiento respiratorio…
Qué se les pasará por la cabeza cuando ven entrar en sus habitaciones, las cuales ya son bastante desoladoras, a médicos, enfermeras, auxiliares, celadores… vaya cualquier persona que entre, con esas extravagantes mascarillas, con guantes o con cualquier material de protección.
Pensaran qué tengo, qué me pasa, por qué todo el mundo me tiene tanto miedo… pónganse en la piel de un niño o de un anciano, que por distintas circunstancias no son totalmente conscientes de la realidad, lo que a ellos se les puede venir a la imaginación, ya el simple hecho de estar hospitalizado te desconcierta, te asusta, te incomoda, etc. Pues a todo eso añádanle el cartelito de AISLAMIENTO.
Situémonos en el lunes. Subo a la segunda planta, giro a la izquierda, cruzó un largo pasillo, mientras que paso por él, me fijo en todo, puertas, personas que caminan por él…  Un cúmulo de sensaciones (nervios, miedo, vergüenza, alegría, inseguridad…)  me invaden. Llego al control de enfermería, me presentan a las enfermeras que están ese lunes en el turno de tarde.
Las primeras palabras que cruzo con ellas son “¿Sabéis mirar la temperatura? Coged los termómetros e id habitación por habitación.
Allá  vamos, mi compañera y yo,  todas decididas, a la vez que nuestras piernas tiemblan, con los termómetros en la mano y una libretita para apuntar. Vamos pasando de habitación en habitación, por suerte sin ningún incidente. Llegamos a una y nos encontramos en la puerta con el temido cartel de AISLAMIENTO RESPIRATORIO. Sí, he de reconocerlo lo primero que pensé fue “yo ahí no entro”. Pero a estos riesgos es a los que se enfrenta cualquier enfermero asique me arme de valorar puse una mascarilla y entré. Y para mi sorpresa encontré a un ancianito sentado en un sillón mirando por la ventana. Ahí, en ese mismo momento, mi corazón se encogió y  pensé como puede ser tan estúpida es la persona de toda la planta que mas afecto necesita. Lo mire y le dije un simple “buenas tardes vengo a mirarle la fiebre”
Él se giró y me miró con cara de asustado, con cara de quienes son esas que llevan esas cosas raras en la cara, que me vienen hacer.
Mientras el termómetro no sonaba intenté entablar una conversación con él, pero no hubo manera, el hombre solo miraba para nosotras sin quitar esa cara de miedo.
Al día siguiente no me quitaba a ese hombre de la cabeza, solo quería entrar en su habitación y hablar con él, que me hablase, que no me tuviese miedo. Asique por la tarde volví a entrar y lo volví a intentar. Esta vez le dije como me llamaba y le pregunte como se llamaba él, y cuál fue su contestación… otra mirada de miedo.
 Finalmente lo conseguí, al tercer día, me habló y me dio la mano. Bueno todo lo hay que decir, quería que le ayudásemos a levantarse. Pero había escuchado su voz, ya no nos tenía tanto miedo a pesar de seguir llevando esas horribles mascarillas.

Con esto quiero decir que no tenemos que tenerles miedo o evitar tener un contacto con ellos, sino todo lo contrario son las personas que más nos necesitan, pero las que necesitan a parte de unos cuidados médicos, afecto, mucho afecto para no sentirse tan desplazados o como vulgarmente se dice “como unos apestados”







3 comentarios:

  1. Sanidad pública y de calidad23 de noviembre de 2013, 10:57

    Además muchas veces el aislamiento tiene lugar para evitar que nosotros contagiemos al paciente (aislamiento inverso). En este caso los "apestadoas" seríamos nosotros, pero este egocentrismo que caracteriza a la especie humana no nos permite ser conscientes de ello en la mayor parte de los casos.
    Muy buena entrada. Me alegra saber que en la USC se están "cocinando" enfermeras que dejan atrás los prejuicios para centrarse en el bienestar tanto físico como EMOCIONAL, del paciente (ya sabéis, "ment sana, corpore sano").
    Un saludo desde la capital asturiana.

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  2. Es genial leer vuestras entradas, tratais con mucho cariño temas como este, que son bastante delicados. Visto desde el punto de vista del enfermo tiene que ser muy duro y me alegro mucho de que haya enfermeras como vosotras que no solo intentan hacer bien su trabajo en la parte técnica, si no que también se preocupan de la parte emocional. Realmente cuando estas enfermo solo quieres que te traten con cariño y cuidado.

    Me está gustando mucho el blog, vuestras experiencias desde el punto de vista del personal de un hospital son muy enriquecedoras para alguien que solo está en el lado de los pacientes

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    1. Gracias Ana :) Esta entrada es de María, que es una chica super dulce y cariñosa, vamos, sus pacientes han de estar encantados ^^
      Procuramos hacerle la vida un pelín más fácil a quienes están sufriendo, porque ya tienen demasiado con lo suyo como para que nosotros seamos bordes o maleducadas ;)

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