viernes, 20 de diciembre de 2013

Sabor a hospital



¡QUE GRANDES PERSONAS! Mi planta estaba llena de grandes personas con unos corazones que no les cabían en el pecho de lo grandes que eran. 

De estas prácticas me llevo un gran tesoro, y no, no es todo lo que he aprendido, que ha sido mucho, si no una pulsera, sí, estaréis diciendo que está diciendo está loca, pues sí una pulsera, una pulsera hecha por un paciente, que en sus horas muertas en el hospital hace cositas de esas, y tuvo el magnífico y gratificante detalle de hacerme una preciosa pulsera. 

Otra cosa que nunca se me olvidará es ver como un señor al que le has brindado tu mejor sonrisa en los últimos días se emociona al saber que no vas a volver a su habitación a mirarle la fiebre, la tensión o como él me decía “ay marinia xa veis ahí pincharme el dedo”. O mi ancianito preferido que me llamaba guapa y le decía a su mujer “hoy no vino esa chica tan guapa”. Como mi compañera de prácticas, María, siempre me decía “son unos amores todos”, y que razón tenía. 

Ay y mi señorina de la 228 que siempre que me acercaba a su cama oía un “ay mi asturiana” Son pequeñas cosas, simples palabras, pero que te llenan tanto que te hacen sentirte bien contigo misma, no se es que no se explicarlo, lo tienes que vivir para saber lo que es. 

Los voy a echar tanto tanto de menos, no pasar las tardes en el hospital, yendo de habitación en habitación, y saber que cuando vuelva a Santiago mi próximo destino es la horrorosa facultas de Enfermería, pasar la mañana entera sentada en una silla esperando  a que se terminen las interminables clases, que angustia y que desgana tan  grande. 

Solo me queda el alivio de saber que este año aun me quedan otras cinco semanas de practicas y que en tres años, que enseguida pasan, o eso es lo que me digo para animarme, estaré si hay suerte trabajando en un hospital, rodeada de gente a  la que cuidar y darle todo mi cariño y mis ánimos.

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