jueves, 19 de diciembre de 2013

Una despedida dedicada.

Sé que a muchos no os va a importar, pero hoy quiero escribirle una carta a un gran paciente. Sé que no la leerá, porque no entiende de blogs y de "interneses" pero espero que él lo sepa, y que lo sienta.
"Querido Isidro. Hoy te escribo a ti. Y nada más que a ti. Me acompañaste durante todas mis prácticas, y hasta apostamos a ver quién se iba primero. Y fuiste tú. Sí señor. Saliste por esa puerta del hospital dos días antes que yo.
Ahora estarás en tu casiña, con tu perro, y yo estaré pasando por tu habitación, asomándome y sin obtener esa sonrisa de respuesta. Ese: "Hombre, Alba, me tenías abandonado". Esa mano levantada que me decía tácitamente "Ven, que quiero hablar contigo". Esa sonrisa muda de alegría. Porque sí, Isidro, eras como mi abuelo, y espero haber sido como tu nieta. Te he tratado lo mejor posible durante todo este tiempo, he intentado hacerte sentir lo más querido posible, y a juzgar por tu sonrisa, creo que lo he conseguido. Y si he de serte sincera, lo que más me enorgullece de todas mis acciones en las prácticas no es haber puesto vías a la primera, ni haber sondado perfectamente. Es haberte hecho feliz. A ti y a muchos más. Y eso es la mejor recompensa de todo.
Recuerdo el primer día que te vi. Fue la primera vez en el hospital, y fuiste mi primer paciente. (y tan paciente, Isidro). Recuerdo que hubo que cambiarte la vía porque estaba un poco chof la que tenías, y protestabas como un cascarrabias. (me río con sólo pensarlo). Llevabas aquella estúpida sonda nasogástrica que tanto te molestaba, y que con tanto ahínco querías quitar. Y me pareciste un paciente difícil. En cambio, los días pasaban y te iba conociendo, te iba viendo realmente. Y así, Isidro, te has convertido en el mejor paciente que podría desear. Un amigo, por así decirlo. Y nos separan más de un lustro de años, pero he descubierto que la amistad no tiene edades, y que puedo hacer sonreír hasta al más desanimado Isidro.
Recuerdo todas nuestras peleas para que comieras, pero al final me hacías caso. Recuerdo tus "cuentos" que me contabas cuando iba por allí, y lo mucho que querías a tu mujer. Todo. E Isidro quiero que sepas que jamás lo olvidaré. Quiero que sepas que hasta el último de mis días en el hospital me acordaré de ti y de lo satisfecha que me hiciste sentir por el mero hecho de cuidarte.
Y sí, amigo,al final ganaste tú. Ganaste porque te fuiste antes. Espero que hayas disfrutado ya de un buen corte de pelo y que te sientas todo lo guapo que te querías sentir. Y lo deseo.
Me supo muy mal el no poder despedirme de ti, pero no contábamos con que te dieran el alta tan rápido. Contaba con poder darte un abrazo antes de que marchases, pero quiero que sepas que todas las compañeras me han hecho llegar los besos y los abrazos que me quisiste mandar antes de marchar a casa.
Y, señor Isidro, Don Sonrisa, quiero que sepas que si algún día voy por tu tierra, voy a preguntar por ti, y si te encuentro, iré a visitarte. Porque te lo debo.
Isidro, mucha suerte, recupérate prontito y disfruta de la vida como tú sólo sabes. Felices fiestas, Isidro. Para ti y para toda tu familia.
Te quiere, Alba." 

No hay comentarios:

Publicar un comentario